FETEN: notas de viaje
La Feria Internacional de Artes Escénicas para niños, niñas y familias (FETEN), en su edición de 2024, reunió a muchos artistas y compañías, y también diversas propuestas teatrales para la infancia y la juventud, desde homenajes inspirados en la tradición cultural europea hasta propuestas que dialogan con cuestiones candentes de la geopolítica contemporánea. En el primer caso, tenemos, por ejemplo, el espectáculo de apertura de la feria, Los Pfeiffer, de la española Troupe Malabó, en el que la fuerza de la música erudita resiste en medio de un mundo tecnocrático digital. Ya en el segundo caso, diversas obras españolas trataron las consecuencias nefastas del colonialismo, como la cuestión de los refugiados y la inmigración, en obras como Nómada (El perro azul teatro), El cielo de Sefarad (Claroscuro teatro) y Amal (Companyia de Comediants la Baldufa SCCL).
Dentro de la perspectiva del pensamiento decolonial, destacamos An-ki (Cia. Ortiga), premiado en la categoría de Mejor Espectáculo en el Premio FETEN de 2024. El teatro-experiencia de An-ki trae una reflexión potente y lúdica sobre el medio ambiente y la acción predatoria del colonialismo de ayer y hoy.
La obra de la Cia. Ortiga (de Cataluña, España), nos invita a sumergirnos en una tienda que se asemeja a una especie de laberinto. Somos conducidos por los actores en tres grupos, cada uno siguiendo una secuencia diferente de instalaciones, en las cuales somos llevados a conocer la historia del pueblo de la niña Adja. Además de reflexionar sobre la relación del hombre con la naturaleza, es fundamental también resistir a la amenaza constante de los deforestadores.
En An-ki, lo macro y lo micro se mezclan: a veces somos gigantes caminando entre nubes, a veces acompañamos narrativas contadas por medio de pequeñísimos objetos. En nuestra pequeñez, escondemos una minúscula semilla para resistir al ansia de colonizadores gigantes y grotescos. An-ki es un árbol al mismo tiempo pequeño y grande: protegido por Adja, es el último que resiste solo a la gran devastación ambiental provocada por la explotación económica de los colonizadores.
La Cia. Ortiga nos deja una provocación: cuando todos los árboles sean derribados, ¿quién podrá guardar la semilla de la resistencia?
Guardando semillas
Si guardar semillas es una forma de resistencia, el esfuerzo de memoria propuesto por el espectáculo Una rueda que da vueltas (entre molinos de agua y otras cosas en peligro de extinción), del proyecto Almealera (de Castilla y León, España), puede ser visto como una semilla que rescata y mantiene viva la tradición de antiguos pueblos españoles. Llevando a escena testimonios de antiguos molineros de Ávila, recuperando memorias personales y, principalmente, colectivas, Laura Santos formula una audaz propuesta de teatro documental, exigiendo un público joven más maduro; sin embargo, eso no significa que el trabajo renuncie al encanto y la imaginación, ya que utiliza el potencial escénico de elementos naturales como agua, tierra, paja, granos y harina. El refinado manejo de estos recursos en el escenario otorgó a Laura Santos el premio a Mejor Intérprete en FETEN 2024.
En este esfuerzo de rememoración, el espectáculo nos lleva a hablares y dialectos arcaicos, que han sido poco accesibles para brasileños como nosotros. Sin embargo, es sorprendente cómo pudimos percibir la propuesta sensible de Una rueda que da vueltas (entre molinos de agua y otras cosas en peligro de extinción), que busca reavivar el uso de las antiguas palabras que pertenecen al universo de los molinos, recuperando no solo una forma antigua de hacer pan, sino las raíces de todo un modo de vida.
Hablando de pan y tradición, asistimos a un trabajo bastante diferente del anterior en términos dramatúrgicos y escénicos, pero que aún así remiten al universo simbólico y práctico del hacer pan: desde el cultivo del trigo hasta la mesa, pasando por el trabajo lúdico con la ligereza y blancura de la harina. Un trozo de pan, de la Cia. Les Pinyes (de Cataluña, España), construye una narrativa dirigida a la primera infancia, invirtiendo bastante en el teatro de objetos y la musicalidad, para que los niños observen cómo el pan forma parte del cotidiano y de una cadena de cultivo que involucra diferentes trabajos: plantar, cosechar, comprar, mezclar, amasar y, finalmente, comer.
Un trozo de pan trabaja con ritmos y canciones para dibujar la presencia del pan en la rutina de los niños, estableciendo una secuencia de pequeños cuadros narrativos que muestran la transformación del trigo en el alimento que frecuenta la mesa de todos los españoles. En torno al pan, valores como compañerismo, compartición y nutrición son escenificados por las actrices Marta García, Celia Algaba y Noelia Franch, resultando en el premio a la Mejor Dirección del FETEN 2024 para la Cia. Les Pinyes.
Una rueda que da vueltas, con la actuación de Laura Santos, recupera memorias colectivas del universo de los molinos. Foto Pablo Albalá
De la vida a la muerte
En los espectáculos mencionados, el pan es alimento, memoria y cultura, simbolizando las realizaciones humanas, la energía que nos motiva y aquello que nos une. Si el pan es vida, ¿qué decir de un espectáculo que habla de la muerte? Entrañas, de El Patio Teatro (de La Rioja, España), comenzó el espectáculo con un aparente cadáver cubierto por un paño. Junto a la escenografía barroca de tonos oscuros y la referencia a un cuerpo muerto, la obra nos propone un viaje a la vez lírico y científico, en el que datos fisiológicos se unen a una reflexión profunda y filosófica sobre nuestros cuerpos y mentes. Izaskun Fernández y Julián Sáenz-López tienen una conducción precisa de la narrativa, garantizando al mismo tiempo simplicidad y profundidad en sus elaboraciones acerca del destino de nuestros cuerpos. La obra fue debidamente reconocida en la categoría de Idea Original del Premio FETEN 2024.
La aproximación a la muerte puede ser algo compleja en el teatro para infancias y juventudes. Sin embargo, el tratamiento del tema puede ser más determinante que el tema en sí mismo. Si Entrañas logra plantear la cuestión de la muerte de forma poética e informativa, también hay espacio para algo más lúdico y, ¿por qué no?, divertido. La instalación Escape Caravana (de Cataluña, España), de la Compañía Itinerània, ofrece el entretenimiento de las narrativas policiales, desafiando al público a resolver un crimen: la muerte de un conejo. Aquí, la respuesta del enigma es menos importante que las acciones para resolverlo: comenzamos deduciendo una contraseña secreta a partir de varios tótems que representan diferentes carros de la caravana. Una vez manipulados correctamente, se produce una suma numérica que garantiza la entrada en el remolque principal. Una vez dentro, resolvemos el misterio del conejo activando diferentes mecanismos de la escenografía, lo que proporciona una experiencia teatral inmersiva e interactiva poco común en el teatro brasileño para la infancia y la juventud.
La Compañía Itinerània crea proyectos de arte callejero, contemplando lo efímero, el azar y la participación espontánea de los transeúntes. Sus propuestas encantan al público infantil porque están pensadas dramaturgicamente, invitando al público a resolver enigmas, buscar pistas y a despertar su imaginación a partir del juego.
Entrañas, de El Patio Teatro, la obra nos propone un viaje lírico y científico sobre la muerte. Foto Pablo Albalá.
Plantar, montar, imaginar
Tal vez lo que une propuestas tan diferentes como Entrañas y Escape Caravana sea el componente imaginativo que caracteriza todo el teatro para infancias y juventudes. La primera desvanece nuestro pensamiento en direcciones especulativas, mostrándonos que nuestros cuerpos están hechos de átomos y polvo, por ejemplo; mientras que la segunda, provoca nuestro compromiso práctico en la resolución de enigmas, demostrando que imaginar puede resolver problemas y desafíos. En fin, imaginar para crear nuevas formas de ser y estar, resolver problemas o simplemente lidiar con los misterios de la vida.
En este sentido, los espectáculos que cierran nuestro recorrido por el FETEN 2024 son prolíficos en disparar la imaginación, muchas veces a partir del más sencillo o abstracto contexto escénico y dramatúrgico, y todos dirigidos a la primera infancia. Tangram (La Baracca Testoni Ragazzi), Semilla (Compagnie Tea Tree) y Chiffonade (Teatro 4Garoupas) son espectáculos que desvelan propuestas bastante simples, pero de alta sugestividad plástica y lúdica.
En el espectáculo italiano Tangram, formas geométricas planas crean diferentes imágenes, como casas, caminos de piedra, barcos, etcétera, formando una tenue narrativa que habla de la aventura hacia lo desconocido y del regreso a casa. Los actores estructuran su dinámica narrativa a partir de la cuenta del uno al siete, lo cual es un modo bastante simple, pero altamente estimulante, de crear y recrear secuencias, juegos y caminos.
En Semilla (de Bélgica), a partir de la idea de plantar y regar una semilla, la obra elabora situaciones de aburrimiento y ansiedad, y cómo podemos llenar el vacío de la espera con juegos y acrobacias. Es curioso cómo la impaciencia de los pequeños es representada por los actores, que se equilibran en una dramaturgia que plantea el dilema del hacer y el no hacer. En medio del juego, cuando menos se espera, de la semilla surgen las primeras hojas.
Por último, en la obra alemana Chiffonade (Teatro 4Garoupas), la escenografía y los objetos peculiares son el atractivo de la escena. Un gran capullo impresiona los sentidos infantiles, pero luego la manipulación de telas crea escenarios naturales, terminando en una divertida secuencia de movimientos de danza en los que la performer Eugênia Labuhn se desliza por una lona de plástico empapada de agua. La danza y la escenografía se conectan a movimientos comunes de los niños: que se esconden en pequeños espacios, montan pequeños mundos con objetos y se mezclan con diferentes materias de la naturaleza, como el agua y la tierra.
Los tres espectáculos comparten el minimalismo en la invención, siendo Chiffonade el trabajo que más invierte en diferentes colores y texturas para encantar a los pequeños. Sin embargo, es interesante notar cómo no es con pirotecnias que se alcanza al público infantil. Los espectáculos van construyendo, poco a poco, disparadores de imaginación, sin imponer una narratividad precisa o cualquier moralidad sobre la imagen creada. En Tangram, creamos la sensación de acogimiento, por la unión de un triángulo y un cuadrado formando una casa; en Semilla, jugamos para ver la vida brotar súbitamente en una pequeña hoja; y en Chiffonade, esa misma vida se muestra en un cuerpo con brazos y piernas, hecho para deslizarse en el mundo.
La obra Semilla, de la Compagnie Tea Tree, está elaborada a partir de la idea de plantar y regar una semilla. Foto Pablo Albalá.
Encuentros
También es importante destacar que, al tratarse de una feria y no de un festival, tuvimos actividades dirigidas exclusivamente a programadores, con el fin de generar el intercambio de prácticas realizadas por el sector, estableciendo redes y conexiones, y contando con el apoyo y la participación de ASSITEJ España.
El FETEN es una ocasión importante para reforzar el compromiso de la cultura con la infancia y la juventud. El teatro permite que nuestra mirada se detenga y reconozca al otro, muchas veces invitándonos a la acción de acercarnos a ese otro, en un ejercicio de convivencia con la alteridad. Para los niños y jóvenes de hoy, en un mundo en constante desmaterialización tecnológica-digital, este contacto es sumamente valioso. El catálogo de FETEN 2024 se puede consultar AQUÍ.
Michele Rolim y Renan Ji* estuvieron en el FETEN por invitación de la feria.
Michele Rolim es periodista, crítica, curadora y doctora en Artes Escénicas por la UFRGS. Integra la FIBRA – Red de Festivales Internacionales Brasileños para niños y jóvenes y el CBTIJ (ASSITEJ Brasil).
Renan Ji es profesor de Literatura Brasileña en la UFRJ (Universidad Federal de Río de Janeiro), crítico teatral y jurado del Premio CBTIJ de Teatro para Niños (ASSITEJ Brasil).
Este texto forma parte del Proyecto Arquipélago de fomento a la crítica, con el apoyo de Corpo Rastreado.